Reza para que no te toque la lotería
Todos soñamos con ese premio de la lotería, esa idea del millón de dólares o esa venta de nuestra start-up que nos dé por fin el dinero suficiente para no tener que volver a preocuparnos por el dinero. Llegamos incluso a decir eso de “No quiero mucho, sólo lo suficiente para vivir tranquilo”.
Pero ¿qué harías si de repente, por suerte o a base de duro trabajo, acabaras con más de 25 millones de euros en tu cuenta corriente?
Lo mas probable es que tuvieras una sensación de insatisfacción aún mayor.
Todos hemos oído las historias de los “millonarios infelices”, pero pensamos que son absurdas o que sólo afectan a personas predispuestas a serlo siempre. Este artículo de 2011 en The Atlantic, Temores Secretos de los Super Ricos, recoge las investigaciones realizadas por el departamento de sociología de la Universidad de Boston sobre el tema.
Una buena parte de los millonarios encuestados sigue sin sentirse económicamente seguros. Consideran que necesitan más dinero para poder decir que tienen “suficiente”. Por norma general, sin importar el dinero que tienes en el banco, siempre crees que necesitas un 20% o 25% más para poder estar completamente libre de preocupaciones.
Esta visión puede parecer absurda pero al igual que el cuerpo humano no evolucionó para adaptarse a nuestro actual exceso de grasas y azúcares, y siempre pide esa hamburguesa extra cuando no la necesita, la mente humana no está preparada para enfrentarse al exceso de riqueza, y pide más incluso cuando se ha convertido en una carga en vez de una comodidad.
O como resumía magistralmente el señor Burns en un episodio de Los Simpsons:
Sí, tengo mucho dinero, pero lo cambiaría todo por un poco más.
Los muy ricos tienen toda una serie de problemas que parecen fáciles de evitar desde la perspectiva de los que tenemos menos, pero que no lo son en absoluto una vez entras en ese nivel económico:
- Hay un impacto en las relaciones sociales. ¿Me quiere por mi dinero o por cómo soy? ¿Se enfadará mi amigo si no le presto dinero?
- Ese impacto lleva a tener que elegir nuevos círculos de amistades con gente en el mismo nivel de recursos, o a menudo superiores, que fuerzan un tren de vida mucho más elevado. El 20% de los hogares que tienen entre 5 y 10 millones de dólares acaba gastando por encima de sus posibilidades.
- Está el problema de las herencias. ¿Cómo dar el dinero a las nuevas generaciones sin que acaben malcriadas? ¿Cómo explicarles que prefieres no dárselo sin que lo tomen como una afrenta?
- Tener suficiente dinero como para no trabajar suena bien, pero el trabajo es una de nuestras formas de identidad, el medio por el que nos sentimos útiles a la sociedad y con el que nos realizamos a nivel personal. Sin un trabajo es fácil tener la sensación de que se tiene una vida aburrida y llena de insatisfacciones.
- Quienes deciden seguir trabajando o tienen una pasión artística a menudo se encuentran con situaciones incómodas. Los compañeros de trabajo no los consideran como colegas “serios” porque no están arriesgando realmente nada. Hay, además, un efecto curioso. Como tienes el dinero suficiente para no tener que aguantar las tonterías del jefe, muchos ricos con trabajo cambian a menudo de profesión. A mitad de su vida laboral se encuentran con un currículo mixto y sin un verdadero propósito o carrera. No tienen la sensación de estar avanzando profesionalmente.
En fin, que el que no se consuela es porque no quiere.
Pero ¿puede el dinero dar la felicidad? Felix Salmon cree que sí, pero no hace falta mucho. Basta con darte un pequeño lujo cada cierto tiempo en forma de botella de vino (o cualquier otro producto en el que la calidad no tenga relación directa con el precio). Algo que al pagar te saque de tu zona de confort, independientemente de que tu zona de confort sean 10, 100 o 1.000 euros por botella. El resultado es el mismo. Al pagar más, estás predispuesto a disfrutar más al beberlo.