Mac Pro, año 2018
Sólo recuerdo una situación en la historia reciente de Apple en el que la compañía avanzara detalles de un producto futuro. Fue el lanzamiento del AppleTV original, anunciado sin muchos detalles en septiembre de 2006 y que no llegó a las tiendas hasta marzo de 2007.
Apple, simplemente, no da información de nada que no tenga listo para poner en el mercado unos días o semanas después de la presentación. Es su forma de operar.
Sin excepciones.
Hasta ayer.
Siguiendo una estrategia muy poco ortodoxa, Apple invitó a un puñado de periodistas (John Gruber de Daring Fireball, Matthew Panzarino de TechCrunch, Lance Ulanoff de Mashable, Ina Fried de Axios y John Paczkowski de Buzfeed), a sentarse con Phil Schiller, Craig Federighi y John Ternus (responsable de hardware de Mac) en la sede de Cupertino para hablar de la situación del Mac Pro, un equipo que lleva 1202 días sin una actualización en componentes ni cambio de precio.
En El Mundo explico lo comentado en esa reunión pero se puede resumir en tres puntos:
- Apple va a lanzar un Mac Pro renovado en 2018.
- A partir de hoy los precios del modelo actual de Mac Pro bajan un escalón.
- Este año lanzará un iMac con prestaciones más avanzadas, enfocado al mercado profesional.
Esto es lo más cerca que Apple va a estar de reconocer que el diseño actual del Mac Pro fue un error de cálculo. Como dice Federighi, dejó a la compañía "arrinconada", incapaz de actualizar componentes en una caja en la que todo estaba medido al milímetro.
Muchos factores han contribuido a esta situación, como los retrasos y cambios de diseño en al linea Xeon de Intel, pero los más evidentes son que el mercado de las tarjetas gráficas ha evolucionado siguiendo un camino no previsto por Apple e incompatible con el diseño de la máquina y que Apple confiaba en un mercado de accesorios por Thunderbolt 2 que no se ha materializado.
Bien. Puede pasar. Hay que arriesgarse en esta vida y las apuestas, a veces, no salen como uno espera. Lo realmente frustrante de la situación, creo, es haber esperado hasta ayer para explicarlo. La compañía debería haber visto los problemas en la evolución del Mac Pro mucho antes y reaccionado con más agilidad.
En cualquier caso el próximo Mac Pro llega en 2018. De momento lo único que Apple ha dicho es que será más modular, permitiendo cambiar y actualizar componentes de forma mucho más sencilla. Esto abre también la puerta, por fin, a máquinas en las que no haya que casarse con un único proveedor. Algo que ha dañado sobremanera la gama Mac Pro en los últimos años es no poder utilizar procesadores gráficos de NVIDIA compatibles con CUDA.
Apple no ha dicho nada sobre el futuro iMac profesional, -que espero para la WWDC junto a una actualización de los Macbook Pro- pero es lógico que exista en el actual estado de la plataforma. Era el único Mac que ha tenido soporte para pantalla 5K en los últimos años así que buena parte de la industria de artes gráficas y fotografía lo usa como máquina profesional, pese a estar enfocado realmente al mercado doméstico.
Por último, parece que Apple no se retirará del mercado de monitores y lanzará una pantalla 5K en 2018 junto al nuevo Mac Pro. Gracias a Dios. La pantalla 5K de LG anunciada junto a los Macbook Pro no es mala pero se echa en falta la atención al detalle que Apple suele poner en sus productos.
Pero, ¿esto a quién le importa?
La situación del Mac Pro se ha convertido en un tema espinoso para el sector de la tecnología. Según Apple, menos del 10% de los usuarios de Mac utilizan la máquina y la gran mayoría de profesionales prefiere los equipos Macbook Pro o, en su defecto, los iMac. Es un ordenador para un público muy reducido, ¿por qué esta obsesión constante en blogs y podcasts con ella?
Parece que la palabra Pro toca una fibra sensible. Es una etiqueta difícil de aplicar porque no todos los profesionales trabajan de la misma forma ni necesitan las mismas herramientas. Maximalismos como "los profesionales necesitan más de XX GB de RAM" han dejado de tener sentido. Hay profesionales que hacen su trabajo con equipos de hace cuatro o cinco años o modelos pensados para el mercado doméstico, y sin dramas.
Hace una década una máquina profesional era necesaria para muchos tipos de trabajo. Hoy en muchos de ellos se agradece contar con una, pero no es indispensable.
Aún así para Apple es importante seguir en este mercado, aunque no sea un buen negocio comparado con el iPhone o la gama Macbook Air. Primero porque la gama Mac Pro (y la Macbook Pro) proyectan una imagen hacia el resto de la plataforma y el mercado en general. Marcan el camino a seguir y demuestran hasta dónde se puede llegar cuando no se ponen muchos reparos en el precio.
Y segundo, porque aunque el grupo de usuarios al que sirven sea pequeño es precisamente el grupo que tiene capacidad para dar forma al mercado a medio plazo. Sus trabajos dependen de toda una red de proveedores y colaboradores en las que operar bajo un mismo sistema tiene un valor tangible. Cada desarrollador, diseñador o científico que abandona Mac arrastra consigo a muchos usuarios más, equipos que aprenden a trabajar con nuevas herramientas, a desenvolverse en Windows o Linux, y que será difícil recuperar más adelante.