Wikileaks no es Assange
El esfuerzo de Wikileaks por dar a conocer secretos que de otra forma es posible que nunca salieran a la luz es muy noble pero eso no significa que Assange lo sea por extensión. Tiene derecho a la presunción de inocencia, como cualquier persona, y a un juicio justo (vamos a ver en qué queda la cosa, no pinta bien teniendo en cuenta el circo mediático) pero si en ese juicio prueba que realmente es culpable la condena puede, a los ojos de mucha gente, restar legitimidad a las filtraciones de la organización de la que es parte. Hay que aclarar que la acusación de violación es bajo la ley sueca y que no es el mismo supuesto que en España. También que hay un riesgo muy elevado de que EE.UU. solicite una extradición y pocas garantías de que en este país reciba un juicio justo.
En Estados Unidos hay un intenso debate sobre si el papel de Wikileaks es beneficioso o supone una amenaza, pero sólo porque aquí gustan de debatir chorradas para llenar las cadenas de noticias de 24 horas.** Lo que hace Wikileaks ha existido toda la vida**, solo que antes los canales eran otros y las formas eran otras. La red ha cambiado la distribución y el timing de las filtraciones, añadiendo un nuevo intermediario (Wikileaks) entre la fuente y el medio de comunicación pero por lo demás es business as usual, salvando el detalle que los más de 250.000 cables de embajada son una importante fuente de cotilleos diplomáticos que, por su alcance y extensión, habrían sido demasiados como para publicar con el viejo sistema de un único informador y un único medio.
En EE.UU., sin embargo, se ha aprovechado el ‘Cablegate’ para demonizar la figura de Assange. Es una estrategia muy común cuando el enemigo no tiene una forma o una jerarquía definida. Ha pasado, por ejemplo, con Bin Laden. Al Qaeda funciona como una red descentralizada y sin un líder claro pero le gente necesita buenos y malos, poner una cara a las amenazas y saber quién es amigo y quién es enemigo. Bin Laden se ha convertido así en la representación de toda la organización y su captura o muerte representaría una victoria que, sin él, sería imposible determinar o cuantificar.
Wikileaks probablemente sobreviva a una caída de Assange, sobre todo ahora que se ha convertido en un esfuerzo colectivo de toda la red, con más de 500 *mirrors *y el apoyo incondicional de miles de internautas, pero habría sido muy interesante ver si el alcance de las revelaciones y filtraciones en caso de no tener una figura humana tan definida, como hace, por ejemplo, el grupo anonymous.