Trump, sin plataforma
Tenía intención de retomar este blog ayer, coincidiendo que se cumplía un año desde la última entrada. Iba a excusarme explicando que 2020 ha sido un año complicado por el coronavirus, pero lo cierto es que en 2019 tampoco escribí mucho en Binarios.
Las causas son varias pero se puede reducir todo a la "trampa del autónomo". En los últimos años he dicho que sí a demasiados proyectos porque cada vez se pagan peor las colaboraciones y tengo que compensar la pérdidas de ingresos. He acabado con cinco o seis colaboraciones que me ocupan la mayor parte del día (y la noche). A todo eso tengo que sumar además la gestión de Cuonda.
Pero al final ayer no escribí porque en EE.UU. hemos sufrido algo parecido a un golpe de estado y estoy descubriendo que los golpes de estado suelen ser terribles para la productividad. No los recomiendo.
Una de las pocas cosas buenas que ha dejado la triste jornada de ayer es que por fin las redes sociales han considerado que pueden silenciar la cuenta de Donald Trump. Es una medida que llega tarde, pero que puede ser importante en las próximas dos semanas (o incluso en los próximos cuatro años).
Twitter, Facebook, Instagram y Youtube han limitado la capacidad de Trump para publicar mensajes en las redes sociales. En algunos casos de forma temporal (Twitter, Youtube), en otros "definitiva" (Facebook, Instagram), entendiendo por definitiva hasta el fin de su mandato. La situación aún está en desarrollo así que cuando leas esto lo mismo Twitter decide tomar una postura similar a la de Facebook.
En cualquier caso, es algo que se tendría que haber hecho desde hace cuatro años. Las redes sociales se han escudado en la libertad de expresión y creado excepciones a sus reglas para "líderes mundiales" pero en el fondo ha sido una decisión guiada por la conveniencia. Bloquear a Trump iba a tener consecuencias legales, su campaña ha invertido mucho dinero en las diferentes plataformas durante el año electoral y sus tuits generan una interacción que, en el fondo, les venía bien.
El daño que ha hecho en estos cuatro años, junto al daño causado también por grupos como QAnon ha sido inmenso. Han permitido que nazca y se popularice una secta (literalmente) y la consecuencia es lo que vimos ayer, un grupo fundamentalista incapaz de creer la realidad (ni siquiera el equipo legal de Trump ha tenido el valor de defender ante los jueces la idea de un fraude electoral masivo, digan lo que digan después frente a las cámaras) y dispuestos a sacrificarse por su líder.
No sé si hay una solución a este problema, pero al menos tendremos dos semanas sin Trump en Facebook y Twitter y, oye, después de los últimos años, se agradece.