Otra forma de ver Wikileaks
Excelente artículo de Jaron Lanier en The Atlantic titulado “Los Peligros de la Supremacía Nerd” en el que critica algunas de las actuaciones de Anonymous y la postura fácil que han tomado muchos internautas sobre el conocido como “Cablegate”. Hay miles de ideas dignas de extraerse (el artículo es largo), pero me quedo con estas:
La estrategia de Wikileaks, tal y como la explica Julian Assange, es hacer el mundo transparente, que las organizaciones secretas queden inutilizadas pero que las abiertas funcionen. Está equivocado. El flujo de información crea dos tendencias opuestas: anarquía de bajo compromiso y secreto absoluto junto a ambición absoluta.
Wikileaks castiga a las naciones -o cualquier otra empresa humana- que no son absolutamente transparentes, que son todas. Al mismo tiempo recompensa a las naciones que tienen políticas de secretismo más fuerte. Una nación que controle más fuertemente sus secretos está más protegida que una que tenga cierta apertura.
La anarquía y la dictadura están emparejadas en eterna resonancia. Una no puede existir durante mucho tiempo sin convertirse en la otra. La única forma de evitarlas es tener una estructura, también conocida como democracia.
Otorgamos esferas de privacidad a cambio de tener nuestra propia esfera civil y dotamos a esta democracia de las herramientas necesarias para que esas esferas secretas puedan ser controladas desde la civil, aunque no es una tarea fácil.
Es una lectura muy recomendable, incluso si estás a favor de las acciones de Wikileaks. En mi caso aún no tengo claro si el Cablegate en su conjunto es realmente deseable al margen de que haya descubierto cosas que son importantes. Por lo general mi postura es que como ciudadano otorgo a mi gobierno el derecho a mantener ciertos secretos y como periodista creo que es necesario desvelarlos si esconden algo que perjudica a la sociedad. El problema de Wikileaks es que no hace una valoración de los cables, simplemente los difunde. Son datos sin cocinar y se confunde eso como “objetividad” a pesar de que todas estas acciones tienen un fuerte componente subjetivo. Al margen de eso, estoy en desacuerdo con la actitud y los métodos de Anonymous.
Lanier, que por cierto es un tío muy peculiar (informático, compositor, artista, activista, hacker y creador del término “realidad virtual”), también hace notar el doble rasero que se emplea en la privacidad. Muchos de los que alaban la política de apertura completa de Wikileaks son también defensores de la privacidad en la red. Puede argumentarse que son defensores de la apertura de los organismos pero celosos de la privacidad de las personas pero los cables divulgados por Wikileaks contienen también información personal de individuos que deberían tener garantizados los mismos derechos.