El nuevo campus de Apple, de 5.000 millones de dólares, tiene un gimnasio de 9200 m2 pero no una guardería
Artículo de Mike Murphy para QZ:
Sin embargo, lo que falta en este cuartel general de 175 acres es una guardería -probablemente no es un gran problema para los trabajadores que no necesitan dejar esta nave nodriza para atender a actividades tan mundanas como la crianza de los hijos, pero es una oportunidad perdida, dada la prominencia de Apple como empresa, para redefinir la relación entre el trabajo y la vida en el hogar.
Como artículo es muy pobre por varias razones. La más importante es que no sabemos si hay una zona dedicada a guardería dentro del cuartel general, sólo que no hay un edificio para ello. Apple podría ofrecer el servicio si suficientes empleados lo solicitan dentro de las instalaciones, acondicionando salas de reuniones, el teatro o cualquier otra área.
Lo más probable, en cualquier caso, es que no lo haga porque las guarderías dentro de los centros de trabajo no suelen ser habituales en EE.UU., ni siquiera entre los agasajados trabajadores de Silicon Valley. Solo un 7% de empresas las ofrece.
No es un problema de dinero, aunque es sorprendentemente caro. Un centro para 100 niños puede costar entre 1,7 y 2 millones de dólares, según el Boston College Center for Work & Family.
¿Por qué tanto? En EE.UU. la regulación es muy estricta para ciertos negocios. Estos centros no pueden estar en sitios con "riesgos laborales" y eso puede incluir tener una cafetería cerca o estar en la vecindad de lugares donde se mueva maquinaria pesada.
Las consecuencias legales en caso de accidente pueden ser también un dolor de cabeza para las empresas en este país y hay costes que van más allá del de personal como seguros, etc...
Apple, Facebook y otras grandes empresas pueden permitirse gastar ese dinero, por supuesto, pero hay otros problemas logísticos añadidos. El más importante es calcular la capacidad, nada fácil teniendo en cuenta que hablamos de 12.000 trabajadores y tener hijos suele ser un evento ocasional y no predecible en la vida de todos ellos. Tener plazas de sobra no es un problema, pero tener menos de las necesarias sí porque es discriminar a los empleados que no pueden acceder al servicio.
Luego está la duda de qué hacer cuando un empleado se va de la empresa o es despedido. Encontrar una guardería en EE.UU. puede suponer meses de entrevistas con los padres y los niños.
La solución más sencilla y eficiente, tanto para la empresa como para los padres, suele ser subvencionar el coste de centros externos a los empleados o llegar a un acuerdo con guarderías cercanas al centro de trabajo (ignoro la política de Apple en estas cuestiones). Algunas empresas están aumentando también las bajas remuneradas por maternidad y paternidad (que no son obligatorias en este país) o permiten a los padres trabajar desde casa.
Es cierto, como dice Murphy, que es una oportunidad perdida pero incluso ese punto queda perdido en el cinismo que reina en la pieza y que lleva incluso al autor a recordar que Jobs se negó durante años a reconocer la paternidad de su hija Lisa, como si ese hubiese sido un factor determinante en la inclusión o no de una guardería en el nuevo cuartel general.